Exile

Una pieza presentada en las siguientes exposiciones:

When Attitudes Became Form Become Attitudes. Curaduría de Jens Hoffmann. CCA Wattis Institute for Contemporary Arts, San Francisco CA. 13 de septiembre al 1 de diciembre de 2012.

Imaginary Homelands. Curaduría de Emelie Chhangur. Art Gallery of York University (AGYU), Toronto. 12 de septiembre al 2 de diciembre de 2012.

EXILE es una pieza que hice en Nueva York, mientras cursaba mi maestría en artes en el 2006.

Una noche, salía de mi espacio de trabajo y vi una potente señal luminosa de color rojo con la palabra EXIT: esto me indicaba una de tantas salidas de emergencia del edificio en donde estaba. Como el inglés no es mi primera lengua (a veces termino haciendo aliteraciones con las que descompongo el lenguaje que no me es propio), pensé por un momento que la palabra salida en inglés era cercana a EXILE (exilio): un juego con el que hacía uso del lenguaje y ponía en juego las leyes visuales de la gestáltica.

Ya el tren de regreso a casa, pensé que ambas palabras me llevaban a pensar en la acción de salir de un lugar para entrar en otro: un umbral/límite que separa el adentro de un afuera y nos conduce a una espacialidad donde se confunde la naturaleza de los ámbitos que habitamos (sus funciones, protocolos de comportamiento, permanencia, etcétera). Pero luego pensé que estas relaciones depende de la interacción espacial que uno establece con un lugar: algo que siempre es relativo. Son agencias que superan nuestro sentido espacio-temporal individual y nos relaciona con complejidades más grandes y contingentes.

Exilio es una palabra difícil (social, política, históricamente). En  principio significa destierro, pero en un sentido más general (más blando) no implica necesariamente la obligación de abandonar un lugar de manera forzosa. Un exilio también puede ser voluntario y ausente de cualquier condición adversa.

Pero hay algo más. La fisicalidad del objeto inicial en este caso (de los letreros de salida), me hace pensar en un aviso (un signo) muy potente en donde la luz roja y penetrante, se graba en la mente como si fuera un mensaje de índole trascendente. Con esto recuerdo un libro que leí años de un autor al que le tengo un especial cariño: John Kennedy Toole.

“During these years she recalled the existence of an earlier novel and located among John’s effects a typescript entitled The Neon Bible. When he was fifteen and had just learned to drive, he had invited her to ride with him to Airline Highway to see something amusing. He had parked in front of a monolithic concrete building  and pointed to an enormous neon sign shaped like an open book, with the words «Holy Bible» on one page and «Midcity Baptist Church» on the other. Together they laughed at its tacky ostentation, but she did not know then that he had found the title and inspiration for his first sustained creative effort”

W. Kenneth Holditch. Tomado de la introducción de The Neon Bible de John Kennedy Toole. Página ix. Grove Press, Nueva York. 1989.

N.C.
Agosto de 2012.